lunes, 4 de enero de 2010

04/01/2010

Entre las revoluciones de la luz, aparece la mujer con el alma fragmentada con fragilidad estelar y soñadora de otros mundos distantes a este. Junto con un cajón de memorias que cicatrizan y pinceladas de un futuro que no existe, pero que lo sueña, entra en tierras desconocidas cubierta de polvo cristalino, saca su pequeño mapa y ante ella 3 caminos se revelan: en el primero Beethoven le invita a sentir el piano y a tocar en una misma sintonía; en el segundo Da Vinci le seduce con una sonrisa discreta para que se convierta en su musa y en el tercero el olor de Italia le cautiva y envuelve de la manera más natural. Ante las opciones e indecisa, mira hacia abajo, ve sus tennis un poco rotas, respira profundo, sube el zipper de su abrigo y cierra sus ojos dividiendose asi para saborear cada fantasía, cuando esta lista para salir de estos mundos paralelos toma un poco de esencia y lo guarda en su bolsillo, pronto todo se convierte en un solo cuerpo otra vez... En el mismo punto del camino abre sus ojos, se agacha y dibuja con sus manos una espiral con alas, saca un poco de esecnaia y la rocia dejando una marca permanente, al sellarla se levanta y se aleja con la luz hacia ese futuro que todavia no existe pero qeu con el tiempo ella encontrará.